Vía Crucis

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Señor Jesús, tú eres «nuestra paz» (Ef 2,14).

Antes de la Pasión dijiste: «Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo» (Jn 14,27). Señor, necesitamos tu paz, esa paz que no somos capaces de construir con nuestras propias fuerzas. Necesitamos volver a escuchar esas palabras con las que, ya resucitado, reconfortaste tres veces el corazón de los discípulos: «¡La paz esté con vosotros!» (Jn 20,19.21.26). Jesús, que por nosotros abrazas la cruz, mira nuestra tierra sedienta de paz, mientras la sangre de tus hermanos y hermanas se sigue derramando y las lágrimas de tantas madres que pierden a sus hijos en la guerra se mezclan con las lágrimas de tu santa Madre. También tú, Señor, lloraste por Jerusalén porque no había reconocido el camino de la paz (cf. Lc 19,42). “Voces de paz en un mundo de guerra”

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