El Amor verdadero

La devoción al Sagrado Corazón de Jesús se ha difundido por todo el mundo (en especial durante el mes de junio). Él habló a varias videntes sobre su amor.

Santa Lutgarda de Aywières

Nacida en el siglo XII, Lutgarda se unió a un monasterio benedictino y comenzó a recibir visiones de Jesús y de su corazón perforado. En una de sus visiones experimentó un “intercambio de corazones”, donde Jesús le pidió: “¿Qué quieres, pues?”. Ella dijo: “Quiero Tu corazón”. En respuesta, Jesús dijo: “¿Quieres mi corazón? Bueno, yo también quiero tu corazón”.

Santa Matilde de Hackeborn

En el siglo XIII, santa Matilde, una monja benedictina en Alemania, recibió muchas visiones de Jesús durante su vida. Se escribió un libro sobre sus experiencias y Jesús se le apareció un día, sosteniendo este libro sobre su Corazón con su mano derecha. Él lo besó y le dijo:

“Todo lo que está escrito en este libro ha brotado de Mi Corazón divino y volverá a él”. Jesús también le dijo: “Por la mañana, que tu primer acto sea saludar a mi Corazón y ofrecerme el tuyo. Quien suspira hacia mí, me atrae hacia sí”.

Santa Gertrudis la Grande

Gertrudis comenzó a recibir visiones celestiales a la edad de 25 años mientras vivía en una comunidad benedictina en el siglo XIII. Un día vio tanto a san Juan Evangelista como a Jesús. Fue invitada a descansar su cabeza sobre el Corazón de Jesús y le habló a Juan, preguntándole sobre los latidos del Corazón.

Santa Margarita María Alacoque

En 1673, una monja visitandina (de la Visitación) francesa llamada Margarita María Alacoque tuvo visiones de Jesús en las que el Señor pedía a la Iglesia que honrara a su Santísimo Corazón. Entre las promesas que comunicó, Jesús dijo a santa Margarita María:

“Os prometo, en el exceso de la misericordia de mi Corazón, que mi amor todopoderoso concederá a todos quienes reciban la comunión el primer viernes, y nueve veces más, la gracia de la penitencia final, que no morirán en mi desgracia ni sin recibir los sacramentos, y que mi Corazón será su refugio seguro en su última hora”.

Fuente: Aleteia

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