Es importante estar de acuerdo antes de empezar algo. Tenemos que saber de dónde partimos y qué merece más la pena, aunque no lo vivamos. Por ejemplo, podemos admirar a una persona generosa y desinteresada, y por otro lado nosotros sentirnos egoístas y lejos de esa generosidad, pero merece la pena intentar ser como ella. Estamos de acuerdo aunque no lo vivamos.
Por eso lo llama Ignacio Principio y Fundamento, porque empezamos (principio) por estar de acuerdo en lo que queremos conseguir; y nos apoyamos (fundamento) en eso que nos llena.
Si no nos paramos a pensar en lo fundamental de la vida, vamos a estar siempre perdidos.
Todos buscamos un «para», pero caer en la cuenta de que todos los «paras» que encontramos no merecen la pena igual. A veces tenemos que reconocer que nos hemos equivocado.
El animal no tiene que buscarse ningún «para». Nace programado y su comportamiento puede escribirse en un libro. No puede equivocarse porque se guía por un instinto con el que nace.
El hombre, sin embargo, no nace programado por ningún instinto: es libre y desde su libertad tiene que buscarse un «para» que le merezca la pena . En esta búsqueda se juega su felicidad, porque no todo lo que encuentra sirve. Y si no lo busca, le impondrán un «para», y eso nunca le llenará.
Ignacio propone un «para». Nosotros tendremos que decidir si nos merece la pena o, por el contrario, tenernos otros «para» mejores …