Qué bien se está aquí.
Sí, qué bien se está aquí. Pero Señor, ¿por qué no dejaste a Pedro que permaneciera en esa calma? ¿Por qué lo sacaste de ese momento de contemplación? Y a mí me haces lo mismo. En medio del sosiego de mi oración, alguna dificultad irrumpe en el silencio. Cuando pienso que todo es hermoso, me anuncias la cruz. Cuando pienso que el día es claro, llega la tormenta. ¿Por qué no me dejas más tiempo en mi sueño? ¿Por qué no me dejas poner una tienda?
Señor, me doy cuenta que ésa es la vida del cristiano. Levantarse, contemplar la gloria y, al mismo tiempo, cargar con la cruz de cada día. Cuando miro el sol, sólo lo puedo hacer por unos breves instantes, porque después todo se oscurece. En esta vida puedo ver la gloria, porque es a donde voy, pero tengo que seguir caminando. No será fácil, tengo que cansarme y sufrir. Tengo que esforzarme en los tramos más difíciles. Tengo que entrar por la puerta estrecha.
En mi vida cotidiana me encuentro muchos momentos para demostrarte que de verdad quiero ser santo. A veces me cuesta mucho ser humilde. Cuando me ofenden y hablan mal de mí a mis espaldas, qué difícil es callar. Cuando hay problemas en casa o cuando tengo un pleito con un compañero, a veces, Señor, tengo ganas de quejarme. A veces me cuesta mucho sonreír cuando por dentro estoy muy mal. A veces quiero apartarme de la cruz y estar tranquilo.
Entonces es cuando me doy cuenta de mi debilidad. Es muy fácil decirte que «sí» en los momentos hermosos y luminosos. Pero apenas llega la dificultad, esa decisión se olvida. Por eso, Señor, te pido tu fuerza. Yo solo no puedo.
Dame una fe grande que me ayude a vivir con esa fidelidad de María. Hasta que Tú quieras y como Tú lo quieras. Señor, pídeme lo que quieras pero dame la fuerza para vivir aquello que me pides, como decía san Agustín.
Y no olvides que cada realidad recibe su sentido pleno en la Eucaristía donde está El presente: el trabajo, la familia, las alegrías y las fatigas de cada día, también el sufrimiento y la muerte. Allí todo es transfigurado por la gracia de Cristo, y todo es ocasión de encontrarnos con El y amarle. ##ORACIÓNDELDÍA
Transfiguración
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