Lo que le sucedió a María, nos hubiera sucedido a todos si no hubiéramos pecado. Ella no cayó nunca bajo las insidias de Satanás, por eso Dios no permitió su muerte y, en ese momento es la mujer que el Señor diseñó. Bienaventurada Virgen María porque has amado como Él quería que amaras. Gracias por tu sí que nos abrió la puerta de la salvación y nos colmó de esperanza y luz en un mundo de dolor.
¡Aleluya! Una hija de nuestra raza es llevada hoy al cielo. ¡Aleluya!