Carpintería de San José
Cuaresma: Caminar juntos en la santidad.

“Para estímulo de la caridad y las buenas obras”:
Esta expresión de la Carta a los Hebreos (10, 24) nos lleva a considerar la llamada universal a la santidad, el camino constante en la vida espiritual, a aspirar a los carismas superiores y a una caridad cada vez más alta y fecunda (cf. 1 Co 12,31-13,13). La atención recíproca tiene como finalidad animarse mutuamente a un amor efectivo cada vez mayor, «como la luz del alba, que va en aumento hasta llegar a pleno día» (Pr 4,18), en espera de vivir el día sin ocaso en Dios. El tiempo que se nos ha dado en nuestra vida es precioso para descubrir y realizar buenas obras en el amor de Dios. Así la Iglesia misma crece y se desarrolla para llegar a la madurez de la plenitud de Cristo (cf. Ef 4,13). En esta perspectiva dinámica de crecimiento se sitúa nuestra exhortación a animarnos recíprocamente para alcanzar la plenitud del amor y de las buenas obras.
Lamentablemente, siempre está presente la tentación de la tibieza, de sofocar el Espíritu, de negarse a «comerciar con los talentos» que se nos ha dado para nuestro bien y el de los demás (cf. Mt 25,25ss). Todos hemos recibido riquezas espirituales o materiales útiles para el cumplimiento del plan divino, para el bien de la Iglesia y la salvación personal (cf. Lc 12,21b; 1 Tm 6,18). Los maestros de espiritualidad recuerdan que, en la vida de fe, quien no avanza, retrocede.
Para leer más clic en: Mensaje de Benedicto XVI para la Cuaresma de 2012
Vía Crucis

Durante la Cuaresma, todos los viernes después de la Misa de 7 de la tarde, rezaremos el Vía Crucis.
“El Vía Crucis es un camino amado por la Iglesia, que ha conservado la memoria viva de las palabras y de los acontecimientos de los últimos días de su Esposo y Señor.” (Directorio, nº133). Con este ejercicio orante, el creyente recuerda que su vida es una peregrinación en la que siguiendo las huellas del Maestro, pobre y crucificado, lleva a diario su propia cruz.
Ahora es

En este viaje de regreso a lo esencial que es la Cuaresma, el Evangelio nos
propone tres etapas que el Señor nos pide recorrer sin hipocresía y sin
engaños: la limosna, la oración y el ayuno.
¿Para qué sirven? La oración nos une de nuevo con Dios; la caridad con el
prójimo; el ayuno con nosotros mismos.
Hacia ahí es donde nos invita a mirar la Cuaresma: hacia lo ALTO, con la oración
que nos libra de nuestra vida horizontal y plana en la que encontrarnos tiempo
para el «yo» pero olvidamos a Dios; después hacia el OTRO, con
caridad que nos libra de la vanidad del tener, del pensar que las cosas
son buenas si son para mí. Finalmente nos invita a mirar DENTRO de nosotros
mismos con el ayuno, que nos libra del apego a las cosas de la mundanidad que
anestesia el corazón.
ORACIÓN, CARIDAD, AYUNO, tres inversiones para un tesoro que no se acaba…
Papa Francisco

Comienza la Cuaresma

El miércoles, día 22 de febrero comienza la Cuaresma. En las misas de este día, a las 19:00h. en Santa Teresa y a las 20:00h. en San Juan Bautista, se bendice y se impone la ceniza, hecha de los ramos de olivo o de otros árboles bendecidos el año precedente, pidiéndole a Dios que, fieles a las prácticas cuaresmales, podamos llegar, con el corazón limpio, a la celebración del misterio pascual de su Hijo. Que vivamos intensamente esta celebración. Este miércoles de ceniza es día de ayuno y abstinencia.
La ceniza en la frente nos recuerda: conversión, fragilidad, libertad y comunidad. ¡Hermanos: abrámonos a Dios! Es tiempo de oración, de Eucaristía y de reconciliación.
En estos cuarenta días ayunemos de todo lo que nos separa del AMOR para tener nuestra Pascua de Resurrección con CRISTO.
