Adviento, regalo del Señor

Encogidos, acogotados,
mirando hacia abajo,
hacia lo previsible,
rumiando heridas
musitando condenas
asumiendo la derrota
antes incluso de luchar la vida.

No es así como nos quieres,
Señor de la eterna promesa.
Tu grito es urgencia,
llave, energía,
alimento y bandera.
“Vamos, alzad la cabeza,
se acerca vuestra liberación”

Así que alzaremos el rostro
y miraremos, cara a cara,
a la calma y la tormenta,
sonreiremos a las sombras,
sin renunciar al coraje
y la esperanza.
Porque Tú dices que es posible.
Y queremos creerte.

———————————(José María Rodríguez Olaizola)

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