En diciembre de 1531 la Virgen se aparece varias veces al indio San Juan Diego en el Monte Tepeyac. Le pide que quiere allí un templo en el llano. Que se lo diga al Obispo. Y le añade: «Como Madre, allí mostraré mi clemencia amorosa para todos los que soliciten mi amparo. Y oiré sus lágrimas y sus ruegos para darles consuelo y alivio. Porque soy vuestra Madre compasiva».
El obispo pide una prueba, entonces María le dice a Juan Diego que coja unas flores. Las recogió en la tilma y se las llevó al Obispo. Cuando Juan Diego está delante del Obispo y suelta la tilma donde llevaba las rosas, éstas cayeron al suelo como milagro ya que no era tiempo de rosas. En la tilma apareció estampada la imagen de la Virgen. Esto ocurrió el 12 de diciembre de 1531.