¡La voz de mi amado! Helo aquí que ya viene, saltando por los montes, brincando por los collados.
Semejante es mi amado a una gacela, o un joven cervatillo. Vedle ya que se para detrás de nuestra cerca, mira por las ventanas, atisba por las rejas.
Empieza a hablar mi amado, y me dice: «Levántate, amada mía, hermosa mía, y vente».
Porque, mira, ha pasado ya el invierno, han cesado las lluvias y se han ido.
Aparecen las flores en la tierra, el tiempo de las canciones es llegado, se oye el arrullo de la tórtola en nuestra tierra.
Echa la higuera sus yemas, y las viñas en cierne exhalan su fragancia. ¡Levántate, amada mía, hermosa mía, y vente!
Paloma mía, en las grietas de la roca, en escarpados escondrijos, muéstrame tu semblante, déjame oír tu voz
Lectura en Adviento de la Misa del 21 de Diciembre del Cantar de los Cantares.