
Y así se nos va la vida,
entre la luz y la espada,
entre instantes de promesa,
y momentos de batalla.
Así se nos van los días
esperando tu llegada
escuchando en el silencio
a ver si tu voz nos llama.
Así se nos pasa el tiempo
de la noche a la mañana
desgranando mil deseos
que nos sacuden la entraña.
Y un día, te descubrimos
de manera inesperada,
en el gesto de ternura,
en una sola palabra,
en un rumor de alegría,
en la sonrisa callada.
Llegas, y plantas tu tienda
en medio de nuestra casa;
alrededor de tu hoguera
se ve la historia más clara,
se reconcilia el presente
se disipa la amenaza
de un futuro sin justicia,
de una libertad truncada.
Y nos haces mensajeros
de tu paz reconquistada,
del amor a cuerpo entero,
de la fe resucitada.
Y así se nos va la vida,
entre la luz y la espada,
entre instantes de promesa
y momentos de batalla.